Pasado el meridiano
Pasado el meridiano
Ver pasado el meridiano Cuevana3. Augusto, ascensorista de una agencia de publicidad, se entera de que su madre ha muerto en el pueblo donde vivía. Pasa una larga y angustiosa jornada hasta obtener el permiso para ir a los funerales, pues lo obligan a ayudar en asuntos de la oficina. Cuando por fin logra viajar, el sepelio ha pasado. De regreso, unos jóvenes paseantes le ofrecen llevarlo si les ayuda a empujar el carro: lo hace, el carro prende y se aleja dejándolo sólo en la carretera. Entre la historia se insertan recuerdos de un breve romance con una amiga, a quien abandona en manos de una pandilla de violadores, y un baño termal.